Los Cistercienses

Economia

Siglos XVII y XVIII

A la reforma de Lutero siguió, desde el punto de vista monástico, un siglo trágico, que fue simplemente una lucha prolongada por la supervivencia. Las abadías cistercienses que no sucumbieron como holocausto a las guerras de religión, debieron su éxito a su capacidad de recuperar y reconstruir sus posesiones, y continuaron prosperando como terratenientes, logrando la mayor parte de sus entradas de rentas provenientes de arrendatarios campesinos. Los bosques se convirtieron en capitales particularmente valiosos, mientras la ganadería, los derechos mineros y la producción industrial tuvo más éxito en las regiones católicas de Alemania, Bélgica, Suiza y Austria, donde muchas comunidades invirtieron sus ganancias en reconstruir con magnificencia monasterios e iglesias.

Entre otras abadías prósperas, Rauden, en Silesia, trabajó intensamente hierro y cobre. El éxito financiero de Orval, en Bélgica, fue también resultado de la explotación de minas y la fundición de hierro. En 1759 los monjes produjeron 700 toneladas de hierro que equivalían a más de 100.000 florines. La abadía invirtió una porción de la ganancia neta en bienes raíces adquiridos en Francia, que hacia 1734 alcanzaron a constituir un capital del valor de 36.484 libras. La riqueza de la abadía atrajo la atención de las autoridades austríacas, que encontraron en sus cofres 600.000 florines de plata de Luxemburgo, en 1757. Para escapar de los impuestos confiscatorios, los monjes iniciaron un gran proyecto arquitectónico – siguiendo los cánones artísticos de la contrarreformaque estaba todavía en marcha en la época de la disolución en 1796. En ese año, las entradas de la comunidad sumaban 90.000 florines.

 

Bibliografía

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L.J. Lekai, Los Cistercienses Ideales y realidad, Abadia de Poblet Tarragona , 1987.

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